Preserving cuba´s memory

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lunes, 6 de noviembre de 2017

Cristo de La Habana

El Cristo de La Habana es una escultura de más de 20 metros de altura que se ubica en una de las elevaciones que dominan la bahía de La Habana, justo al lado de la fortaleza de San Carlos de la Cabaña y sobre el poblado de Casablanca. En la escultura, que representa al Sagrado Corazón de Jesús y es obra de la escultura cubana Jilma Madera (1915 - 2000), se emplearon más de 300 toneladas de mármol de Carrara. El 6 de noviembre de 2017 fue declarada Monumento Nacional.

Se inauguró el 25 de diciembre de 1958 y con el paso de los años ha llegado a ser considerada como uno de los símbolos de la capital cubana.

La idea de erigir la estatua fue de la primera dama de la República Marta Fernández de Batista quien el 13 de marzo de 1957, en medio del combate entre los asaltantes del Palacio Presidencial y su guarnición militar, prometió que si su esposo salía con vida del enfrentamiento, haría construir una imagen de Cristo que fuese visible desde toda La Habana.

viernes, 27 de mayo de 2016

Cuatrito 1112 (Central Rosario)

Baldwin 1878 (Cuatrito) en el patio del central
Conocida como Cuatrito, esta locomotora Baldwin dejó de funcionar en el año 2007, cuando ya era desde hacía varios años la más antigua de las que funcionaban en el país.

De trocha ancha (56 ½ pulgadas), Cuatrito fue construida en Filadelfia en 1878, Estados Unidos y tras salir de su fábrica llegó a La Habana, donde fue empleada para tirar carros de pasajeros entre Regla y Casablanca. Posteriormente fue trasladada al ingenio Averhoff y al desaparecer este en la primera década del siglo XX pasó al central Rosario (los dos en Aguacate, La Habana), donde se mantuvo por muchos años. 

Tras la nacionalización del Rosario se mantuvo en servicio tirando carros de caña desde el patio de carga hasta el basculador del central, que se renombró como Rubén Martínez Villena. Allí, por su valor patrimonial, se convirtió en un verdadero atractivo para los que visitaban el lugar y en un verdadero culto para los mecánicos y maquinistas del central, celosos guardianes de cualquier achaque que se le presentara.